Se acerca el final del año, y es natural que empecemos a hacer balances: qué logramos, qué nos quedó pendiente, pero sobre todo, cómo nos sentimos con lo que hicimos y dónde estamos.
En estos días he pensado en cómo algunas personas brillan cuando encuentran su lugar y cómo otras, aunque trabajen duro, sienten que algo no encaja. Quizás el problema no es su esfuerzo, ni sus habilidades, sino que simplemente no están en el lugar adecuado.
Recordé la imagen de una niña en una cancha de fútbol. Mientras los demás corrían felices tras la pelota, ella, aburrida, empezó a hacer gimnasia artística en un rincón. Su cuerpo estaba ahí, pero su corazón estaba en otro lugar. Y entonces me pregunté:
¿Cuántas veces nos ha pasado eso a nosotros? Estar en un trabajo, una relación o una rutina que no nos entusiasma, donde no podemos mostrar lo mejor de nosotros porque, en el fondo, no es nuestro espacio.
Ahora, en este cierre de año, es el momento perfecto para preguntarnos:
Preguntas para descubrir si estás en el lugar adecuado
- ¿Cómo me siento al terminar cada día?
- ¿Siento que aproveché mi tiempo en algo que realmente importa?
- ¿O termino el día agotado, pero vacío?
- ¿Este lugar saca lo mejor de mí?
- ¿Estoy usando mis talentos y habilidades naturales?
- ¿Me desafía a crecer o me siento estancado?
- ¿Me veo aquí en un futuro cercano?
- ¿Me imagino feliz aquí en uno, tres o cinco años?
- ¿Este lugar me ayuda a alcanzar mis sueños o me aleja de ellos?
- ¿Me siento valorado y respetado?
- ¿Reconocen mi esfuerzo y mi trabajo?
- ¿Siento que mi voz cuenta y soy parte de algo significativo?
- ¿Cómo me siento con las personas que me rodean?
- ¿Este entorno me inspira y me aporta energía positiva?
- ¿O siento que me drena y apaga mi entusiasmo?
- ¿Estoy siendo fiel a lo que quiero y necesito?
- ¿Lo que hago está alineado con mis valores y mi propósito?
- ¿O estoy aquí por miedo, comodidad o por no decepcionar a otros?
Si respondiste con un “no” a varias de estas preguntas, escúchate. Tal vez este año sea la señal que necesitabas para hacer un cambio, buscar ese espacio donde realmente puedas brillar y sentirte pleno. A veces, moverse no significa renunciar, significa darle una oportunidad a tu felicidad.
La niña del fútbol no estaba equivocada. Simplemente, encontró lo que la hacía feliz y se atrevió a seguirlo. Tal vez este sea tu momento para encontrar tu propio juego, tu ritmo y tu lugar.
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