Les pedí a mis estudiantes que presentaran un guion con un manual que les pasé.
Un alumno, pidió contar algo que resultó interesante para el objetivo de la tarea.
Relató que cuando estaba en el colegio hacía los trabajos en solitario y no en equipo. Cuando llegó a tercero medio, le pidieron un trabajo, lo hizo sólo y todos sus compañeros lo hicieron en grupo.
A todos les fue muy bien, salvo a él que no le resultó el experimento.
Fue ahí que se dio cuenta de dos cosas:
- Tenía miedo de hablar con otras personas para integrarse y trabajar de manera conjunta.
- Notó que sus compañeros avanzaron rápido, trabajando en equipo, lo hacían bien y tenían buenos resultados.
Este alumno contó esa historia porque se dio cuenta de que había cambiado, de que no quería trabajar solo. Sentía la necesidad de ser parte de un sistema colaborativo donde todos se benefician.
La tarea que les había dado ya la tenía organizada solo, pero no tenía con quien juntarse. Por eso contaba lo que le ocurrió, para preguntarle al curso si alguien podía compartir la tarea con él.
Esto que les cuento me pareció genial, se anticipó al propósito del trabajo, porqué su historia contiene los elementos que deben estar presentes en todo relato atractivo:
- El reto
- La resolución
- La conclusión
- La llamada a la acción.
En este caso, lo acontecido permitió construir un nuevo aprendizaje. La flexibilidad, la escucha activa hicieron posible empatizar con la situación y lograr el objetivo que me había propuesto enseñar.
Hacer ese guión fue la oportunidad de expresar su necesidad y deseo.
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