El jueves pasado cuando terminó el congreso me pasó lo siguiente…
La coordinadora me llevó en su auto, al terminal de buses desde donde viajaría. Estábamos con la hora super ajustada al máximo con los tiempos. Llegué justo en el horario que tenía que llegar.
Pregunté por el bus en el terminal y me comunicaron que no era el lugar. Tenía que caminar 5 cuadras para abordarlo.
Todo mi cuerpo entró en un estado de supervivencia. Mi diálogo interno me decía: estas atrasada, no vas llegar a tiempo y perderás el bus, mientras caminaba por la calle apurada con mi maleta que a cada paso parecía más pesada.
Pensaba todas las actividades que tenía que hacer después y lo difícil que sería hacerlas, en caso que tuviera que comprar un pasaje para otro bus y llegar más tarde a mi casa.
¡Si! Pasé por infiernos mentales en fracción de segundos, por no poder controlar la situación… “no puedo controlar y sufro…”
Finalmente, al llegar al terminal donde salía el bus, pregunté en boletería, me comentan que el bus venía atrasado y en 20 minutos llegaba… puff…
Volví a recordar estos aprendizajes:
- Darme cuenta de que muchas veces hay que aceptar y adaptarse a las situaciones que no se pueden controlar.
- Calmarme y resignificar que, si tenía un retraso hay más opciones. No era el fin del mundo y no pasaba nada.
- Lo importante era llegar a mi casa.
- Inconvenientes que no podemos controlar, bienvenidos.
- Estamos en acción y nada es perfecto.
- Estas experiencias pasan todo el tiempo
¿Me cuentas cual fue la tuya?
Gracias por leerme hoy.
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