Sofia era una niña muy inteligente, desde pequeña era curiosa y creativa, era una chica vivaz que enfrentaba la vida alegremente, pues la veía con los ojos tiernos de la infancia.
Un día Sofía quiso consolar a su madre, quien se quejaba continuamente del comportamiento de sus hijas, pero la respuesta de ella al gesto tierno de su pequeña fue decir “eres un estorbo en mi vida”, esa frase retumbo en la cabeza de la criatura, ¿Ella era realmente un obstáculo en la vida de su mamá? La niña cuestionó su comportamiento, su personalidad, sus actos por leves que fueran y le dió peso a cualquier pequeño error, que, en tan corta vida, había podido cometer. Como solución a este duro dilema decidió ser la hija perfecta, no había más remedio que ser la mejor y trato con todas sus fuerzas de agradar a quién le dio la vida.
Sofía creció bajo un estado de total auto exigencia, con mucha autocritica y poco amor propio, pero ser la mejor hija era lo primordial, por ello entro a estudiar Ingeniería cuando fue mayor, terminando su carrera exitosamente, y sin mucha dificultad inicio su vida laboral, dónde brillaba en las tareas impuestas lo que la llevaba a ascender rápidamente de puesto, tanto esfuerzo trajo sus frutos y logro uno de sus más esperados anhelos, ser la gerente general de una gran empresa latinoamericana.
Pero cuando llego a este punto, brillante de su vida, en vez de llevarla a navegar por aguas tranquilas a cargo del barco de sus logros, la hizo zozobrar en un mar obscuro. Comenzó con ataques de angustia y fue a una consulta psiquiátrica dónde fue diagnosticada con depresión. La herida de su niñez, en vez de cicatrizarla a punta de esfuerzos, no había hecho más que infectarse y contagiar su alma de una profunda tristeza, sentía que nada de lo que había logrado era relevante, no se lo merecía, no se sentía a la altura de lo que todas y todos sus colegas pensaban de ella, creía que en algún momento se darían cuenta que ella realmente no era competente, que sólo era un fraude.
Al hacer contacto real con su dolor, no pudo seguir trabajando, su aparente fuerza y aguante desaparecieron para dejar espacio a la verdadera Sofía, que aún seguía siendo esa niña desconcertada y triste, llevándola a recorrer un camino de gran inestabilidad emocional, que le permitía ser buena en lo laboral, pero no en lo personal, ni siquiera había podido mantener una relación amorosa de forma constante, ya que no existía amor propio, en su lugar sólo había un espacio para el dolor, al estar segura de que no era merecedora de amor o cariño, su corazón le recordaba constantemente que para otros ella sólo era un estorbo, ese era el veneno que se adhirió a su alma y hacerla creer que ella era una impostora.
2 Comentarios
Realmente es una historia fuerte y lo trágico es que podemos encontrar a muchas Sofías en el mundo. Es muy importante las palabras que usamos con nuestros hijos y como éstas pueden marcar sus vidas por siempre. El Lenguaje crea realidades, ahí el cuidado extremo que se debe tener en los tratos con las personas. Muchas gracias por la historia.
Gracias Deborah por tu comentario y conectar con la historia , tienes toda la razón , el lenguaje crea realidades y hay que ser muy cuidadosas con las palabras que les decimos a nuestros hijos , un abrazo 🤗