Desde pequeña, mi hermana me protegía y fue mi gran maestra.
Cuando mi mamá imponía sus reglas y yo me comportaba de manera rebelde, mi hermana me aconsejaba y contenía, diciéndome que mi mamá no cambiaría y que yo tenía que cambiar mi actitud para no sufrir; en ese tiempo, no entendía mucho.
Empecé por calmarme y ser más humilde con mi mamá, lo que me llevó a conseguir más permisos.
¡Qué increíble darme cuenta de que mi hermana me enseñó inteligencia emocional!
Ella siempre me motivó, en especial cuando fui mamá muy joven.
Durante el tiempo de mi embarazo, tenía antojo de comer un pie de limón. Ella me pasó un libro y me dijo que aprendiera.
Leí la receta y preparé el pastel que tanto deseaba comer.
Desde entonces, aprendí a cocinar y hoy, al preparar un pie de limón para celebrar la vida.
Siento que todo lo que mi hermana me enseñó fue: Un acto de amor, manejar mis emociones y ser una persona autónoma.
Hoy la recuerdo y agradezco sus gestos de cariño hacia mí.
¿Cuántas veces tenemos amigos, hijos, parejas que nos brindan este tipo de regalos, que son actos de amor?
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