Julián siempre ha sido una buena persona, atento y amable.
Hoy recuerda a su ex pareja, a quien siempre ha considerado increíble.
Al correr el tiempo, comenzó a analizar la relación y entendió que sin darse cuenta, no estaba siendo el compañero que ella merecía.
Julián no era muy comunicativo y se abstraía en sus pensamientos, problemas y cuestionamientos, sin dar espacio al diálogo con la persona con quien compartía su vida.
Un día, con honestidad le dijo a su pareja: “Yo te hago mal”, “Estarías mejor sin mi” Le dijo que si dedicaba su energía y entusiasmo para sus propios proyectos, lograría avances grandiosos.
Poco después, ella terminó la relación, y aunque el sabía que era lo mejor para ella, el dolor fue intenso y lo hizo sentir muy mal.
Con el tiempo, Julián pudo sanar sus heridas, y pudieron volver a ser amigos.
Esta experiencia le dejó una reflexión profunda de las relaciones.
A veces, sin darse cuenta, una de las dos personas, puede dañar a la otra, cuando aún no ha sanado sus propias heridas, traumas y experiencias de infancia.
Cuando alguien no tiene autoconocimiento de sus propios comportamientos, puede no estar en sintonía con la pareja.
Esto puede manifestarse de distintas maneras como no darle la atención suficiente al otro, no celebrar sus logros, no valorar el tiempo que se les dedica y la compañía, o no ser capaz de darle el lenguaje de amor que necesita.
La falta de atención y dedicación a la relación, que puede ser por el trabajo, hijos, familia o problemas externos, puede hacer que uno se desconecte de lo que realmente importa.
En este estado de desconexión, puede que no se le dé a la pareja lo que merece, generando dolor y frustración.
En su caso, Julián se dio cuenta que, al no estar en la misma vibración de ella, no estaba siendo un buen compañero, aunque fue doloroso, aceptó que terminar la relación fue lo mejor para ambos.
Sin comentarios