Escritos

El salto y el vuelo

3 de Noviembre de 2025

La tormenta del alma rugía en su interior.
Salió a caminar, sin rumbo, dejando que las lágrimas se mezclaran con el aire frío de la noche.
Antes de que apareciera algo en el camino, le pidió a Dios valentía para enfrentar lo que le estaba sucediendo.
No buscaba respuestas, solo aliviar el peso que oprimía su pecho y escuchar el murmullo de su corazón.
De entre las sombras, una liebre apareció lentamente, sin miedo.
Se detuvo frente a ella, con ojos que conocían el instinto y la huida, recordándole que no todo salto es huida; algunos son renacimiento.
Unos pasos más allá, una mariposa blanca revoloteó frente a su rostro.
Antes de acercarse, le pidió a su hermana, que ahora vive en otro plano, sabiduría para comprender lo que debía aprender de su dolor.
El vuelo de la mariposa parecía un susurro del universo: incluso en medio de la pena, la luz siempre encuentra grietas por donde entrar.
Ella se quedó quieta, observando.
Sintió que algo en su interior también quería desplegar alas.
Comprendió que la tristeza no había venido a romperla, sino a transformarla.
Esa noche no regresó igual.
Volvió más liviana, más consciente,
y con la certeza de que aquellas dos presencias la liebre y la mariposa habían llegado para impulsarla a cambiar sus lágrimas por decisiones.
Porque entendió, al fin, que sanar también es elegir.

Foto de Noelle Otto

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