Si me preguntan que he aprendido de mi madre, respondería:
- Me ha enseñado a ser gente, generosa, amorosa, amable y humilde.
- A darle un toque de humor a la vida, cuando el tiempo tiene sombras.
- A buscar ayuda cuando lo necesito y soluciones a los problemas en vez de esperar que se arreglen solos.
Aprendí mucho con su ejemplo, agradezco que me haya inculcado valores como el respeto y compromiso, siendo estricta algunas veces.
Siento que las mamás, esperan que, como hijas o hijos cumplamos lo que ellas no pudieron ser, para eso nos educan. Ya de grandes, nos damos cuenta de que algunas creencias vienen de esa crianza y nos limitan.
Sin embargo, resignificando su contenido se transforman en experiencias valiosas, por nuestro aprendizaje.
Agradezco a mi madre que me dejo ser y hacer lo que me gustó. En fin, siempre hizo lo posible para que me sobreponga a cualquier dificultad.
Un día le pregunte qué haría ella si pudiera volver a ser joven y me respondió:
Que sería más amable y humilde de lo que ha sido, terminaría sus estudios, dejaría de querer ser tan perfecta, dejaría de pensar en el qué dirán y volvería a ser mi mami de nuevo.
Por supuesto lo que cuento, me lo ha enseñado a través de historias de sus vivencias, consejos y ejemplo, ha sido mi maestra de las habilidades sociales.
Y sobre todo me ha dado fortaleza y ánimo para enfrentar todos mis desafíos.
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