Tener motivos, es tener deseos, propósito y objetivos claros.
Ayer fue un día especial: tuve el honor de participar en la comisión del examen de grado a dos estudiantes que demostraron estar muy motivados.
A continuación, les quiero compartir la experiencia de esos estudiantes:
- Ambos tuvieron problemas técnicos durante su presentación.
- A Tomás, al iniciar su exposición, no le funcionaba el cable que conectaba la data que proyectaría. Insistió en resolver el problema, pese a estar en una evaluación, y logró solucionarlo.
A pesar que se atrasó siete minutos en el inicio de su defensa, mostró un rasgo positivo de su carácter que lo distingue. - A Fabián a los doce minutos que llevaba presentando, su diapositiva no se proyectaba. Insistió en resolver el tema, lo que al fin pudo hacer y el proyector funcionó; y continuó su defensa. Otra actitud para resaltar.
Con contratiempos, siguieron adelante, a pesar de que les restó el tiempo que tenían para exponer.
Tanto Tomás como Fabián obtuvieron un excelente examen de grado y hoy día ya son ingenieros, lo que me llena de orgullo.
En esos momentos reflexionaba, cual importante es tener la capacidad de resolver situaciones adversas con actitud y resiliencia.
- Actitud: estar dispuesto a seguir haciendo todo para presentar y terminar su defensa.
- Resiliencia: la capacidad de superar y sobreponerse a contrariedades y adversidades.
Tener este tipo de comportamiento influye en el estado de ánimo, es importante visualizar e imaginar a uno mismo resolviendo estas y otras situaciones.
Tomas y Fabián finalizaron su examen, fueron aplaudidos por la comisión evaluadora y recibieron el logro de cerrar esta etapa, fruto de la motivación y el esfuerzo.
Siento que “mis estudiantes” tuvieron esa motivación y desde ahí lograron sus objetivos a pesar de las dificultades que supieron superar.
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